
¿Por qué algunas canciones nos ponen la piel chinita?

Do, Re, Mi-L datos portada
Estás en un concierto, o escuchas esa canción que te eriza la piel desde la primera nota. De repente, sin que nadie te toque, se te ponen los pelos de punta. No es frío… es algo más. ¿Qué es eso que pasa?
Ese fenómeno se llama “frisson” (pronunciado más o menos como frisón) y es una reacción física que el cuerpo tiene cuando algo —como la música— nos toca emocionalmente de forma intensa. Es como si el cerebro dijera: “esto es importante”, y le mandara una descarga al cuerpo para que lo recuerde.
Lo curioso es que este efecto está relacionado con el sistema de recompensa del cerebro. Cuando escuchamos una canción que “nos llega” (ya sea por la melodía, la armonía, la letra o incluso una nota inesperada), el cerebro libera dopamina —sí, la misma sustancia que se activa cuando comemos chocolate o nos enamoramos—. Esa descarga de placer puede causar escalofríos, cosquillas en la nuca o piel de gallina.
Hay ciertos factores que lo hacen más probable:
- Cambios repentinos en la intensidad de la música.
- Voces que se elevan dramáticamente (como en los coros de ópera o en baladas potentes).
- Momentos de silencio seguidos por una explosión sonora.
- Letras que se conectan con una experiencia personal tuya.
Y ojo: no todos lo sienten igual. Algunas personas son más propensas al frisson que otras, y tiene que ver con su sensibilidad musical y emocional. Incluso hay estudios que muestran que quienes sienten esta reacción tienden a tener más conexiones entre las áreas auditivas y emocionales del cerebro. ¡Literalmente sienten la música más profundamente!
Así que, si alguna vez una canción te ha puesto la piel chinita, considérate afortunado: estás viviendo la música no solo con los oídos, sino con todo el cuerpo.

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