
El misterio del tempo y tu estado de ánimo

Do, Re, Mi-L datos portada
Seguro lo has notado: una canción con ritmo acelerado puede hacerte sentir listo para correr un maratón, mientras que una melodía lenta invita a relajarte o hasta ponerte nostálgico. La clave está en el tempo, es decir, la velocidad a la que avanza una pieza musical.
El tempo se mide en beats per minute (BPM). Estudios en psicología de la música muestran que:
Canciones rápidas (más de 120 BPM) estimulan la liberación de adrenalina y dopamina, aumentando energía y motivación. Ejemplos: Don’t Stop Me Now – Queen (156 BPM), Uptown Funk – Mark Ronson ft. Bruno Mars (115 BPM pero con ritmo muy marcado que se siente rápido).
Tempos lentos (menos de 80 BPM) reducen la frecuencia cardíaca y ayudan a relajar músculos, favoreciendo la calma. Ejemplos: Someone Like You – Adele (67 BPM), Imagine – John Lennon (75 BPM).
Pero no todo es biológico: la interpretación emocional también cuenta. Una canción lenta en tonalidad mayor puede sentirse pacífica, mientras que una lenta en tonalidad menor puede resultar melancólica.
🎧 Dato curioso:
En entrenamientos, los corredores tienden a sincronizar sus pasos con la música. Una pista de 160 BPM, como Eye of the Tiger – Survivor, suele coincidir con el ritmo de carrera de muchos atletas, mejorando el rendimiento sin que se den cuenta.
Así que la próxima vez que elijas música, recuerda que no solo escoges una melodía… también estás regulando tu energía.

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